El Último Conteo

144.000 Testigos¿Te has preguntado alguna vez qué pasaría si llegara a faltar alguna persona de los 144.000 testigos? ¿Qué consecuencias tendría esto para la Gran Controversia? Entiendes por qué Jesús preguntó: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará fe en la tierra?”

La mayoría de la gente asume, sin pensarlo mucho, que Dios es demasiado poderoso para perder en el Conflicto de los Siglos. Pensemos por un momento: ¿Es Dios justo o injusto? Si Él es justo, entonces la corte celestial dará un juicio justo, o ¿pronunciará un juicio a favor del partido con mayor poder?

Si asume que Dios no va a someterse a un juicio justo, entonces no entenderás lo que involucra el plan de salvación. Si Dios quisiera gobernar por la fuerza de Su poder, independientemente de su justicia, no habría necesidad de Jesús y no hay necesidad de que haya 144.000 testigos. Pero si Dios se somete a un juicio justo, entonces Satanás tiene una oportunidad de demostrar al universo, que al final de seis mil años de historia de este mundo, ni siquiera 144.000 seres creados quedaran que quieran guardar los mandamientos del Creador. Esto sería la evidencia que Satanás necesita para ganar el proceso contra Dios.

Pensemos por un momento por qué, después del milenio, Satanás atacará la ciudad de Dios. ¿Crees que él es realmente tan ignorante para pensar que puede ganar? ¿O somos nosotros los ignorantes que no podemos imaginar a Dios poniendo a todo el universo en riesgo sobre la base de la fe de 144.000 personas como tú y yo? Sin lugar a duda Satanás no cree que su juego ha terminado.

Primero tenemos que entender lo que Jesús hizo, que sólo uno igual a Dios puede hacer. Entonces podremos comprender lo que aún debe hacerse para asegurar el plan de salvación que no pudo ser realizado por alguien igual a Dios. Es mi oración que, al estudiar este artículo, ustedes reconozcan cuál es su papel en el plan de salvación.

En la Cruz

Jesús pagó el castigo del pecado prescrito por la ley. Jesús también enseñó que la ley no solo estaba compuesta de diez breves mandamientos, pero que las implicaciones de esos mandamientos alcanzan más allá hasta los pensamientos y las intenciones del corazón. En otras ocasiones, Jesús los resumió en dos mandamientos. En otras palabras, si los presentamos brevemente o en detalle, su alcance es suficientemente grande como para abarcar todo el carácter infinito de Dios. Los mandamientos son una transcripción de su carácter.

La ley de Dios es tan extensa como el universo, por tanto, requiere un sacrificio de proporciones iguales, para pagar el precio de ser quebrantada. Sólo Aquel que es tan grande como la ley podría ser un sacrificio suficiente.

La salvación del hombre se cumple a un precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho corresponde a las más amplias exigencias de la ley de Dios quebrantada. {CS 543}

Hasta que no entendamos el alcance de la ley, no podemos comprender lo grande que es nuestra caída, o cuán grande es nuestra redención, o cuán grande es nuestro valor ante los ojos de Dios:

¿Quién puede estimar el valor de un alma? Si queréis saber su valor, id al Getsemaní, y allí velad con Cristo durante esas horas de angustia, cuando su sudor era como grandes gotas de sangre. Mirad al Salvador pendiente de la cruz. Oíd su clamor desesperado: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”* Mirad la cabeza herida, el costado atravesado, los pies maltrechos. Recordad que Cristo lo arriesgó todo. Por nuestra redención el cielo mismo se puso en peligro. Podréis estimar el valor de un alma al pie de la cruz, recordando que Cristo habría entregado su vida por un solo pecador. {PVGM 154,155}

¿Alguna vez te has preguntado cómo un hombre, Jesús, actualmente puede haber pagado el precio por todos los pecados de todo el mundo? ¿Qué fue a lo que Él realmente renunció? ¿Sufrió Él solamente una brutal muerte física como muchos otros hombres también han sufrido, y renunció solamente a tres días de Su vida para pasarlos durmiendo en la tumba? La hermana White nos dice en lenguaje claro que una perdida permanente fue asociada con Su sacrificio:

Por su vida y su muerte, Cristo logró aun más que restaurar lo que el pecado había arruinado. Era el propósito de Satanás conseguir una eterna separación entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado. Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito.” (Juan 3:16) Lo dio no sólo para que llevase nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída. Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tal es la garantía de que Dios cumplirá su promesa. “Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro.” Dios adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo. Es “el Hijo del hombre” quien comparte el trono del universo. Es “el Hijo del hombre " cuyo nombre será llamado: “Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”* El YO SOY es el Mediador entre Dios y la humanidad, que pone su mano sobre ambos. El que es “santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores,” no se avergüenza de llamarnos hermanos.* En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo están ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito. {DTG 17}

Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. {DTG 622}

El hecho que Jesús se hizo humano de forma permanente explica cuán infinito fue Su sacrificio, aunque solamente era un hombre. Él renunció a Su naturaleza omnipresente que tenía antes (la única naturaleza capaz de expiar todos los pecados de todos los tiempos). La renunció de forma permanente, en otras palabras, la dio en la “segunda muerte” mientras que Su naturaleza humana solamente sufrió la primera muerte como los justos de todas las edades. Él fue resucitado como un hombre humano justo, de la misma manera que los fieles muertos serán resucitados, pero no en Su naturaleza omnipresente original. Esto también explica cómo Dios pudo resucitarlo sin “deshacer” la segunda muerte que Él tuvo que sufrir por nuestros pecados.

El santuario celestial

No hay dudas de que la muerte de Jesús en la cruz fue esencial para el plan de salvación. Pero hay más en el plan que es igualmente esencial:

La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, “donde entró por nosotros como precursor Jesús.” (Hebreos 6: 20.) Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario; y allí podemos obtener una comprensión más clara de los misterios de la redención, La salvación del hombre se cumple a un precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho corresponde a las más amplias exigencias de la ley de Dios quebrantada. Jesús abrió el camino que lleva al trono del Padre, y por su mediación pueden ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que a él se allegan con fe. {CS 543}

El reloj de Dios en Orión nos muestra la intercesión de Jesús por las iglesias. En concreto, muestra el fracaso de las iglesias marcado por Sus heridas, mostrando cómo Él está intercediendo con Su sangre a nuestro favor, mientras la sesión en el santuario celestial continúa. El reloj también nos muestra que la intercesión debe llegar a su fin.

Jesús pagó el precio por nuestros pecados cuando Él murió en la cruz. Sin embargo, la Ley de Dios sigue siendo la regla del universo y para que nosotros podamos vivir en el cielo no sólo tenemos que ser perdonados de nuestros pecados, sino también restaurados al punto donde ya no cometamos más pecados, como Adán y Eva antes de la caída. Si todavía mantenemos pecado en nuestros corazones, no vamos a ser capaces de vivir en el cielo. La pureza de corazón, o la santificación, es lo que aún falta para ser completado en las vidas de los 144.000 testigos.

Y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios (Apocalipsis 14:5)

El demandante y el demandado

Hay más de un caso en la corte llevándose a cabo en las cortes celestiales. El primer caso que usualmente viene a nuestra mente es el caso que envuelve a las almas humanas para determinar (juzgar) si se les concede vivir en el cielo, o sean destruidos eternamente. Este caso es además dividido en dos fases, el juicio de los muertos, y el juicio de los vivos. Es natural para nosotros pensar en estos juicios en primer lugar, porque somos egoístas por naturaleza y estamos interesados en el resultado para nosotros mismos. ¡Pero hay otro caso de importancia mucho más grande que debe ser resuelto, y si no es resuelto, el cielo no será el cielo!

Identifiquemos quiénes son los participantes en el caso de la corte de mayor importancia. Es evidente que Satanás es el acusador y demandante. Uno podría primero pensar que los hermanos son los acusados, ya que Satanás es el acusador de los hermanos, pero una vez más eso es un pensamiento egoísta y la siguiente cita muestra que él no se interesa por nada de los hermanos excepto en la medida en que los pueda utilizar para perjudicar a Cristo:

Las acusaciones de Satanás contra aquellos que buscan al Señor no son provocadas por el desagrado que le causen sus pecados. El carácter deficiente de ellos le causa regocijo porque sabe que sólo si violan la ley de Dios puede él dominarlos. Sus acusaciones provienen únicamente de su enemistad hacia Cristo. {PR 430}

Veremos en la próxima sección por qué Satanás tiene tal odio a Cristo. La verdadera acusación de Satanás no es contra el pueblo, sino contra Dios:

Al principio de la gran controversia, Satanás había declarado que la ley de Dios no podía ser obedecida, que la justicia no concordaba con la misericordia y que, si la ley había sido violada, era imposible que el pecador fuese perdonado. Cada pecado debía recibir su castigo, sostenía insistentemente Satanás; y si Dios remitía el castigo del pecado, no era un Dios de verdad y justicia. Cuando los hombres violaban la ley de Dios y desafiaban su voluntad, Satanás se regocijaba. Declaraba que ello demostraba que la ley de Dios no podía ser obedecida; el hombre no podía ser perdonado. Por cuanto él mismo, después de su rebelión, había sido desterrado del cielo, Satanás sostenía que la familia humana debía quedar privada para siempre del favor de Dios. Insistía en que Dios no podía ser justo y, al mismo tiempo, mostrar misericordia al pecador. {DTG 709,710}

Las acusaciones

En la cita anterior, vemos que Satanás reclama que la ley de Dios no puede ser obedecida, que la justicia es inconsistente con la misericordia, y que el pecado no puede ser perdonado.

Satanás fue muy astuto en la forma en que desafío el amor de Dios. Leyendo entre las líneas de su acusación, es evidente que no esperaba que Dios Se humillara hasta el punto de tomar sobre Sí el castigo por el pecado, o se consolaba con la idea de que, si Dios lo hiciera, significaría el final de Dios y la victoria para él. Esencialmente pensó en poner a Dios entre la espada y la pared para que gobernara por poder, o Se entregara. (No es de extrañar de dónde Judas Iscariote obtuvo la idea).

Amor perdonando y redimiendo se deja ver en Cristo Jesús. Satanás había tergiversado el carácter de Dios, y era necesario que una representación correcta fuera mostrada a los mundos no caídos, a los ángeles y a los hombres. Satanás había declarado que Dios no sabía nada de la abnegación, la misericordia y el amor, sino que era austero, exigente e implacable. Satanás nunca probó el amor perdonador de Dios, porque nunca ejerció un arrepentimiento genuino. Sus representaciones de Dios no eran correctas. Él era un falso testigo, un acusador de Cristo, y un acusador de todos los que desean liberarse del yugo satánico, y volver a rendir pleitesía voluntaria al Dios de los cielos. (RH, 9 de marzo de 1897, párrafo 3). [traducido]

En resumen, las acusaciones de Satanás contra Dios son:

  1. El carácter de Dios no es de amor abnegado.
  2. La ley de Dios es injusta y no puede ser obedecida por los seres creados.

Es porque Cristo demostró su primera afirmación como falsa, que Satanás odia tanto a Cristo.

La defensa

Al dar a su Hijo Unigénito al mundo para pagar el castigo por el pecado, Dios demostró Su carácter de amor abnegado. Vació el cielo para redimir la humanidad, poniendo en riesgo todo. Él nos amó a ti y a mí tanto, que nos prefirió a NOSOTROS que a su propia “carne y sangre”. El sacrificio no fue meramente o aun principalmente por parte del Hijo, pero supremamente por parte del Padre. Jesús era el cordero obediente del Padre, a quien el Padre dio como sacrificio por los pecados del mundo.

Cuando los sacerdotes ministraban en los servicios del santuario del Antiguo Testamento, experimentaron diariamente la muerte de víctimas inocentes. Sin duda, para cualquier ser humano de sangre caliente, esto tenía que ser una experiencia dolorosa. De hecho, el propósito de los sacrificios era dar a la humanidad una idea del dolor en el corazón de Dios al mirar al futuro el día en que su amado Hijo moriría por algo que no merecía.

Mientras vivió en la tierra, Jesús guardó la ley perfectamente. Lo hizo al mismo tiempo que era afectado por la naturaleza humana caída, pero lo hizo perfectamente y sin pecado, como un ejemplo para nosotros.

Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; (Romanos 8:3)

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (Hebreos 4:15)

Sin embargo, la acusación de Satanás es específicamente que “los seres creados” no pueden obedecer la ley. Es fácil para Dios o Su Hijo guardar la ley que transcribe Sus caracteres, ya que no podrían hacer lo contrario. Jesús no tenía propensión al pecado, como la tenemos nosotros. Aunque Jesús adoptó la naturaleza humana caída, Su testimonio de vida de que la ley de Dios puede ser guardada, podría fácilmente ser considerado como un caso especial o a lo mejor como una evidencia insuficiente en comparación con la vasta mayoría de la gente que alguna vez han vivido.

La parte del plan de salvación que todavía no ha sido completada es una abrumadora demostración de que la ley de Dios de hecho puede ser guardada por seres creados. Solamente cuando eso pueda ser probado en las cortes celestiales, la Gran Controversia podrá ser resuelta.

Los testigos

¿Quién debe probar que la ley de Dios puede ser guardada por seres creados?

Es fácil contestar en la tercera persona:

Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apocalipsis 14:12)

Es mucho más difícil decirlo con Isaías:

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. (Isaías 6:8)

¿Quiero yo, quieres tu guardar la ley de Dios, cueste lo que cueste?

¿Por qué son los 144.000 la única gente quienes pueden mostrar que la ley de Dios en efecto puede ser guardada por seres creados? Los ángeles no caídos en el cielo guardan la ley, pero ellos son parciales al caso porque ellos estaban allí cuando la primera rebelión empezó en el cielo. Para que se llevara a cabo un juicio justo, se necesitan testigos que sean neutrales al caso. Adán y Eva fueron creados después de la rebelión de Satanás, y eran neutrales a la Gran Controversia. Cuando ellos cayeron, la humanidad llegó a estar inclinada hacia Satanás, y se hizo necesario que Jesús redimiera a la raza humana para restaurar su capacidad para dar un testimonio sin parcialidad.

Los 144.000 son llamados de entre la última generación de la tierra: la gente más degenerada que alguna vez vivieron, y los más severamente oprimidos por Satanás al perfeccionar su gobierno tiránico sobre la tierra. El testimonio de la más débil generación, que la Ley de Dios puede ser guardada es la más fuerte defensa de ella. Una vez más imploro: Querido lector, ¿testificarás tú a favor de Dios con tu vida santificada, cueste lo que cueste?

El santuario terrenal

En el estudio titulado El Buque del Tiempo vemos nuestro (pobre) registro de cuán exitosamente guardábamos los mandamientos de Dios y teníamos la fe de Jesús como Iglesia organizada. En otras palabras, vemos nuestros pecados los cuales Jesús está expiando en el santuario celestial.

En el gran día del juicio final, los muertos han de ser juzgados “por las cosas que” están “escritas en los libros, según sus obras.” (Apoc. 20:12.) Entonces en virtud de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales. En esta forma el santuario será liberado, o limpiado, de los registros del pecado. En el símbolo, esta gran obra de expiación, o el acto de borrar los pecados, estaba representada por los servicios del día de la expiación, o sea de la purificación del santuario terrenal, la cual se realizaba en virtud de la sangre de la víctima y por la eliminación de los pecados que lo manchaban. {PP 371,372}

En los períodos antes de 1888 estábamos en obediencia como iglesia, pero después de 1888 rechazamos el liderazgo de Cristo, nuestras obras nos han probado infieles (aún en las mismas cosas donde una vez fuimos fieles). Esto muestra que es solamente por la fe de Jesús que podemos obedecer a la ley; solamente es posible tener justificación por la fe en Cristo.

Si alguna vez un pueblo tenía necesidad de una luz más clara y aumentada del cielo, es el pueblo que Dios ha hecho depositario de Su ley. Los hombres a quienes Dios ha encomendado cometidos sagrados deben ser espiritualizados, elevados, vitalizados por la sagrada verdad que profesan creer. Cuando la historia de nuestra causa y obra revela que hombres que han ocupado posiciones de confianza sagrada, que han sido maestros de la verdad para los demás, sean encontrados infieles y se alejan del santo mandamiento que ellos recibieron, ¡a cuál clase de cuidado nos debería llevar esto! ¡A cuál clase de desconfianza en nosotros mismos! ¡Cómo debe esto despojarnos de la autosuficiencia y del orgullo espiritual! ¡Cuán humildemente debemos estimar nuestra sabiduría y nuestra propia insuficiencia! ¡Cómo debemos sentir el hecho de que somos guardados por el poder de Dios mediante la fe! {1888 261.3} [traducido]

También vemos en El Buque del Tiempo que al aproximarnos a la Canaán celestial tenemos que brillar una última vez para ilustrar al universo que la Ley puede ser guardada de hecho por seres creados a través de la fe de Jesús. El tiempo no continuará indefinidamente hasta que seamos listos. Contrario a la creencia popular hay límites establecidos para el tiempo que la corte puede tomar antes de llegar a un veredicto.

Cerca del final de la historia de esta tierra, Satanás trabajará con todas sus fuerzas en la misma forma y con las mismas tentaciones con las cuales ya tentó al antiguo Israel justo antes de su entrada a la tierra prometida. Él pondrá trampas para aquellos que dicen que guardan los mandamientos de Dios, y que están casi en los límites de la Canaán celestial. Él usará sus poderes al extremo con el fin de atrapar a las almas, y para vencer al profeso pueblo de Dios con sus puntos más débiles. Satanás está decidido a destruir con sus tentaciones a los que no han logrado someter sus bajas pasiones a los poderes superiores de su ser, y a los que han permitido que sus mentes fluyan en un canal de indulgencia carnal de las pasiones más bajas. Él quiere contaminar sus almas con el libertinaje. Él no está apuntando especialmente a las marcas más bajas y menos importantes, sino que hace uso de sus trampas a través de las cuales él puede reclutar a sus agentes para seducir o atraer a los hombres a tomarse libertades que están condenadas en la Ley de Dios. Y los hombres en puestos de responsabilidad, enseñando las exigencias de la ley de Dios, cuya boca está llena de argumentos en la reivindicación de su ley, contra la que Satanás ha hecho tal incursión, - a ellos él manda sus poderes infernales y sus agencias para trabajar, y les derroca a causa de los puntos débiles de su carácter, a sabiendas de que quien ofende en un punto es culpable de todos, obteniendo así el dominio completo sobre todo el hombre. La mente, el alma, el cuerpo y la conciencia están implicados en la ruina. Si él es un mensajero de la justicia, y ha tenido gran luz, o si el Señor lo ha usado como su obrero especial en la causa de la verdad, entonces ¡cuán grande es el triunfo de Satanás! ¡Cuán grande es su gozo! ¡Cuán deshonrado es Dios! {RH.17 de mayo de 1887, pár. 8} [traducido]

El mensaje de nuestra historia en El Buque del Tiempo debe servir como advertencia y guía para mostrarnos especialmente cuales puntos debemos tener en cuenta y cuales puntos necesitamos corregir en nuestros caracteres para ser testigos fieles.

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. (1 Juan 5:4)

Las conse­cuen­cias de fallar

Si no hay suficientes testigos, tanto en número como en calidad, entonces la defensa de Dios en Su Juicio contra los alegatos de Satanás no podría ser exitosa. Nuestro papel es vindicar la infinita ley del cielo, la cual representa el mismo carácter de Dios mismo, y la maravilla de las maravillas que Dios ha arriesgado Su propio ser y el universo entero sobre la base de nuestra defensa. Es una tarea más allá de la capacidad de los meros mortales, sin embargo ¡ésta es nuestra alta vocación! Jesús trazó el camino por Su vida, viniendo en la semejanza de carne de pecado, y estando en constante comunión/unión con lo Divino. ¡Debemos seguir Su ejemplo en cada aspecto! Solamente a través de la fe en Él, muriendo al yo, permitiéndole vivir Su vida en nosotros, uniéndonos con Él, podemos tener éxito en una tarea tan infinita. Solamente con el Espíritu Santo (el Más Poderoso del ejército del cielo) trabajando en nosotros podemos cumplir la tarea.

Esta es una verdad que nunca había sido plenamente (mucho menos oficialmente) enseñada por nuestra Iglesia Adventista. Leyendo unas pocas citas de Elena de White que dicen que el Gran Conflicto fue terminado en la cruz y que todo el universo está ya decidido para Dios y exento de cualquier otra consecuencia de pecado, es fácil creer que la única cosa que nos queda para hacer es rescatar la gran multitud de humanos en el Fuerte Pregón. Los adventistas hablamos mucho sobre los 144.000, el Fuerte Pregón, el tiempo de angustia, el tiempo de angustia de Jacob, la ley dominical y el sábado, y “la justificación por la fe” (lo que parece ser el más importante tema para los teólogos, predicadores y escritores adventistas). ¿Pero dónde y cuándo hablamos sobre nuestra alta vocación y que tenemos que seguir a Jesús para vindicar al Padre para finalmente asegurar el éxito del plan de salvación para el universo entero?

Los ángeles y los santos habitantes de otros mundos observan con gran interés los acontecimientos que tienen lugar en esta tierra. Ahora cuando el cierre de la gran controversia entre Cristo y Satanás se acerca, los ejércitos celestiales contemplan a los hombres pisoteando la ley de Jehová, haciendo nulo el monumento de Dios - la señal entre Él y Su pueblo que guarda los mandamientos - dejándolo a lado como una cosa de nada, algo que debe ser despreciado, mientras que el sábado rival es exaltado. Ellos ven a los hombres que dicen ser cristianos, llamando al mundo para observar el falso día de reposo que ellos han hecho. {ST, 22 de febrero de 1910, pár. 3} [traducido]

¿Has considerado alguna vez qué significa que haremos aún mayores obras que Jesús?

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. (Juan 14:12)

Jesús está intercediendo por nosotros no para que podamos continuar viviendo una vida de fracaso en pecado, ¡sino para que podamos ser purificados del pecado para hacer obras aún mayores que las que Él hizo! Pero todos estos años no lo entendimos y no llegó a nuestros corazones. Pensábamos que solamente teníamos que obedecer a Dios para mostrar nuestro amor a Él y que Él rescató el universo. Pero la naturaleza de la acusación de Satanás no le permite a Dios mismo rescatar el universo; debe ser hecho por las criaturas que han caído en el planeta que fue sometido a la influencia de Satanás

Incluso el libro de Apocalipsis nos ha dicho todo este tiempo de quién es la tarea de traer la salvación a Dios:

Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos;  y aclamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero. (Apocalipsis 7:9-10, RVG)

Este mensaje es de hecho ¡El Fuerte Pregón!

¿Hay alguna escapatoria o mitigación del riesgo?

Todo el universo está observándonos porque nosotros decidiremos si el reino de Satanás caerá, o se extenderá hasta todos los confines más lejanos del universo, envenenando un planeta tras otro con la corrupción del pecado hasta que termine en destrucción total. Dios creó un universo lleno de criaturas inteligentes que son capaces de usar su libre voluntad para amarle y reflejar Su amor. ¿Pero qué pasaría si todas esas criaturas finalmente deciden separarse de la Vida y en Su lugar escogen la muerte?

Si eso llegara a suceder, Dios se encontraría donde Él Se encontraba al principio, antes de la creación del primer ser inteligente con libre voluntad. Su amor sería solamente dirigido hacia una de las tres personas de la Deidad. Sin embargo, el amor ÁGAPE se dirige hacia los demás, y no es amor sólo entre las personas de la Divinidad. Dios ES amor. ¡Él no puede ser de otra forma! Él no puede apagar Su amor. Él tiene que ser un Creador, porque Él tiene que DAR Su amor a otros, porque ésta es la NATURALEZA del amor ÁGAPE.

¿Y si no hay a quien dar este amor porque las criaturas del universo decidieron seguir al dios de la muerte, y por lo tanto no existen más?

Dios tendría cuatro posibilidades:

  1. Recrear el universo a sabiendas que el mismo círculo mortal de libre voluntad y amor ágape rechazado eventualmente destruiría también el segundo universo, y el tercero, etc., o

  2. Rehusar crear seres y vivir por la eternidad en las tres Personas sin dar Su amor a otros, o

  3. Crear un universo lleno de robots sin libre voluntad, o

  4. Hacer de nuevo lo que Jesús demostró que incluso un miembro de la Divinidad puede hacer:

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. (Juan 10:17)

Cada Persona de la Divinidad tiene la capacidad para PONER SU VIDA. Jesús podía hacerlo, y así puede el Padre, y el Espíritu Santo. Él también tiene la capacidad de no volver a tomarla, porque esto sería SU libre voluntad. ¿Cuál de esas posibilidades escogerías tú, si vieras que todas las clases de criaturas de libre voluntad que creaste y crearías en el futuro finalmente se decidieran de NO amarte a ti? ¿Alguna vez has escuchado un sermón sobre estas consecuencias? ¿Alguna vez entendiste que el bienestar personal y Su propia existencia de Dios mismo están en juego en el conflicto de los siglos?

El coraje para enfrentar estas preguntas es la clase de coraje que los 144.000 necesitan para vindicar al Padre en Su gran juicio en frente del universo.

DIOS ES AMOR, PERO AMOR NO PUEDE EXISTIR SIN SER DADO.

De la misma manera como la humanidad cometería suicidio al decidir no amar a Dios, la humanidad no sólo destruiría el universo sino la misma razón para la existencia de Dios mismo. El amor cesaría de existir, porque solamente puede existir siendo dado.

 

Apéndice A: El pecado no se reavivará

Después de que los testigos hayan testificado en la defensa de Dios Padre durante estos años finales de la historia de la tierra, ¿qué garantizará que el pecado no surja una segunda vez? La siguiente tabla compara la experiencia de los 144.000 con la experiencia de otros en relación con el problema del pecado.

Tabla de la experiencia con el pecado

Ningún otro grupo de gente ha experimentado en masa la superación del pecado dentro de su tiempo de vida, la cual los 144.000 deben experimentar. Hubo unos pocos ejemplos aislados, tales como Enoc, Daniel, Job, etc., pero recuerde que la corte necesita amplia evidencia, no un puñado disperso de anecdóticos “casos especiales”. Aun Jesús mismo no experimentó la superación del pecado, porque Él fue sin pecado. Nuevamente, suena verdad que “aun mayores obras que estas haréis” (Juan 14:12)

La multitud vestida de blanco es también descrita como sigue:

Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. (Apocalipsis 7:15)

Este verso los describe como sirviendo a Dios continuamente. Estos testigos servirán como embajadores para Dios a lo ancho del universo para “vacunar” la creación para siempre contra el “virus” del pecado. Ellos tienen en ellos mismos el conocimiento del pecado, la experiencia del pecado, la resistencia al pecado, y la superación al pecado, ¡y su incesante testimonio servirá para prevenir que el pecado surja una segunda vez!

 

Apéndice B: Nuestros rostros resplan­de­cien­tes

Hace un par de años, yo (Robert Dickinson) estaba atravesando por un período difícil de mi camino como cristiano adventista. Mi corazón estaba cargado por causa de la pregunta, por qué los 144.000 deben sufrir y soportar las pruebas que ellos debían soportar, y generalmente por qué este viejo mundo está aún aquí. Día tras día, este asunto estaba en la parte trasera de mi mente mientras hacía las actividades de mi vida. ¿Por qué deben ellos enfrentar la sentencia de muerte? ¿Por qué deben ellos soportar las plagas, y el acoso del mundo malvado?

En este punto de mi vida, yo estaba en el estrecho y recto camino hacia arriba, pero estaba solamente empezando a emerger de una pesada nube de confusión en la cual había caído. Estaba buscando seriamente la verdad, pero estaba en constante y profundo dolor de corazón día tras día cuando cada paso en la senda hacia arriba me trajo más a la realización de cuán profundo había caído. No sentía que podría ser salvo, mucho menos como estar entre los 144.000, pero seguí buscando y “mirando hacia arriba” de cualquier modo.

Durante este tiempo en mi experiencia fue que vino a mí como una revelación. Empecé a estudiar y escribir sobre eso, y cuando finalmente comprendí la plena magnitud de lo que nuestro Padre en el cielo está sufriendo en la Gran Controversia, y como Su misma Persona y todo Su amado universo lleno de criaturas está colgando en la balanza, ¡se rompió mi corazón! Supe en ese mismo momento que había encontrado lo que estaba investigando todo el tiempo: encontré el propósito de mi existencia. Encontré un amor por Dios surgiendo en mi corazón que yo nunca había conocido antes. Decidí en ese mismo momento que no importa lo que me pasara, yo usaría cada respiro en mí para trabajar por Su causa. Tomé esta decisión en un momento en que yo ni siquiera sabía si iba a ser salvo, y, francamente, en comparación no importaba.

Pasaron años hasta que recientemente esta verdad que estaba en la historia de la iglesia fue traída a la atención de nuestro grupo de estudio aun con más grande definición. Al estudiar la materia juntos, uno por uno nuestros rostros empezaron a iluminarse como de Moisés cuando bajaba del Monte Sinaí. Con la luz adicional revelada y en el contexto de los tiempos mostrado en Orión y la LGS, yo reafirmé mi decisión de dar “todo de mi parte” para la defensa de nuestro Padre Celestial, sin importar las consecuencias personales.

La razón por qué el rostro de Moisés resplandeció

Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. (Éxodo 34:29)

Estas eran las segundas tablas de piedra que Moisés estaba sosteniendo. Brevemente, las primeras tablas de piedra las cuales fueron proporcionadas por Dios representan a Jesús, quien vino del cielo, y tenía la Ley escrita en Su corazón.

Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas. (Éxodo 32:16)

Las primeras tablas fueron rotas por causa del pecado de Israel, como Jesús fue quebrantado por nosotros. Por contraste, las segundas tablas de piedra eran “alisadas”:

Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste. (Éxodo 34:1)

Que las tablas eran “alisadas” por Moisés muestra que ellas no representan más a Jesús quien vino del cielo, sino hombres y mujeres caídos como tú y yo cuyos corazones están “alisadas” en preparación para la Ley (el carácter de Dios) para tenerla escrita allí. Los 144.000 testigos están representados por esas tablas.

Algo especial pasó cuando Moisés bajo del Sinaí con las segundas tablas que causo que su rostro resplandeciera en el tiempo que el volvió a bajar. Podemos leer los versos de Éxodo 34:10-26. En estos versos Dios explica los Diez Mandamientos a Moisés en una forma práctica que él puede entender. Él muestra a Moisés como los hijos de Israel cumplirán la ley en práctica, así recibiendo el carácter de Dios en ellos mismos y vindicándole ante las naciones paganas. Moisés se da cuenta de su parte en el plan de Dios, de su alta vocación a preparar al pueblo para testificar para Dios, ¡y su rostro resplandece como resultado!

Los rostros resplandecientes han sido nuestra experiencia también al estudiar el tema de este artículo. Creo que estamos experimentando el cumplimiento de la profecía:

Cuando Dios señaló el tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí. {PE 15}

 

Apéndice C: La Divinidad

Nota: En este apéndice seremos muy cuidadosos en el uso de los nombres de las Personas de la Divinidad precisamente de acuerdo con la ilustración dada.

Jesús mismo dijo estas importantes palabras:

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Juan 11:25)

Y:

Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; (Juan 5:26)

Hay dos formas conocidas como se multiplica la vida. Usualmente pensamos en la multiplicación sexual, donde el ADN de la parte masculina y de la parte femenina son MEZCLADOS y un completamente nuevo y único conjunto de genes es creado. El individual resultante o la persona NO es exactamente como alguno de los dos originales. Es definitivamente único en su base genética. El “carácter” de un individuo es formado de 30% por sus genes. Por lo tanto, aun el carácter de una persona no es completamente igual a uno de sus padres.

La segunda forma de reproducción de la vida es aún más fundamental y mucho más extendida. Es la reproducción no sexual o simplemente “división celular” o citoquinesis. Aun en nuestro propio cuerpo, todas las células se están reproduciendo con exactamente este principio como simples organismos se multiplican. Todas las formas “altas” de vida que se reproducen sexualmente están basadas en células que se reproducen no sexualmente con simple división celular. Aun las plantas están basadas en este principio. Los más numerosos organismos vivientes (en variedad y cantidad) como el plancton y bacterias están también basadas en este principio.

Cuando una célula se divide, el individuo resultante no es diferenciable genéticamente. El ADN es replicado 1:1 y la célula se separa. Ni siquiera involucra otra sustancia. ¡Toda la sustancia de la “segunda” célula viene de la primera célula!

Ahora, por favor entienda: Cuando una célula se divide, ¡uno NO PUEDE decir cuál era la célula original o la célula hija! Ambas células existieron previamente a la separación; ellas sólo estaban “juntas”. Ellas tienen las mismas sustancias y el mismo código genético. Absolutamente NO HAY FORMA para diferenciar las dos células. Tendrías que marcarlas para distinguirlas. ¡Si miras a una célula, habrías visto la otra, porque es absolutamente igual!

Probablemente ya has adivinado lo que estamos tratando de decir.

Padre e Hijo¿Puede ser que Dios una vez Se separó y así es como resultó el Hijo? Esto hace muy claro lo que Jesús quiso explicar en Juan 1:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. (Juan 1:1-2)

La pregunta CUÁNDO Dios Se separó por primera vez, es directamente contestada en el siguiente versículo:

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. (Juan 1:3)

Esta separación debe haber tomado lugar antes que Dios creara el universo, los cielos y los seres vivientes. Esta es la razón porque TODAS LAS COSAS fueron hechas por el Hijo de Dios.

El Dios original Se separó antes de la creación en el Padre y el Hijo. El Padre nunca volvió a separarse desde aquel entonces. Por lo tanto, Juan declara correctamente acerca de Dios:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Y Jesús dice claramente:

Yo y el Padre uno somos. (Juan 10:30)

Con el proceso de la división celular en mente, todas estas declaraciones llegan a ser más claras para nosotros. Y ellas resplandecen aun con más luz brillante como ustedes verán.

El Espíritu Santo

¿Por qué no se encuentra el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento? Esta pregunta abrió la puerta para muchas discusiones, y completas librerías fueron escritas acerca de este asunto. Esta materia trajo a la cristiandad al borde de la ruina. La personalidad del Espíritu Santo es un tema caliente hoy, y los diferentes puntos de vista sobre la materia aun han llegado a ser una línea de demarcación entre diferentes grupos de cristianos profesos.

Sólo hay pocos lugares donde el término “Espíritu Santo” aparece en el Antiguo Testamento, y siempre está asociado con la Persona de Dios, no como una Persona independiente (Salmos 51:11, Isaías 63:10-11, Daniel 4:8-9,18, 5:11). El “Espíritu de Dios” es mencionado en el Antiguo Testamento varias veces, principalmente durante el relato de la creación:

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Génesis 1:2)

Pero Dios es Espíritu:

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. (Juan 4:24)

Cuando Dios Se dividió en el Padre y el Hijo antes de la creación, ambos eran “Espíritu” aun el MISMO Espíritu. Por lo tanto, cuando Génesis 1:2 habla sobre el “Espíritu” del Creador habla sobre el “Espíritu” del Hijo y no sobre el “Espíritu Santo” como la tercera Persona de la Deidad.

La hermana White hace la siguiente declaración que da lugar a muchos antitrinitarios en nuestro medio, pero les refutaremos con sólo unos pocos argumentos.

Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía para ellos que Él les dejase, fuese al Padre y enviase el Espíritu Santo como Su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es Él Mismo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Él se representa a Sí Mismo como presente en todos los lugares por Su Espíritu Santo, el Omnipresente. “Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él (aunque sin ser visto por ti) [esta frase fue añadida por Elena de White] os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” [Juan 14:26]. “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.” [Juan 16:7]. {14MR 23.3} [traducido]

¿Cómo puede el Espíritu Santo ser Jesús MISMO? Los antitrinitarios inmediatamente explican: “¡Ah, ahora ustedes ven que el Espíritu Santo es solo una fuerza!” Ellos ya olvidaron como Dios se dividió y no notan que la Palabra de Dios, la Santa Biblia, nos dice aun el momento preciso cuando el Hijo se dividió una vez más:

Jesús y el Espíritu Santo

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. (Lucas 1:35)

En efecto el Hijo se dividió en “Jesús” y el “Espíritu Santo” en el mismo momento cuando el Hijo cubrió con su sombra a María. ¡Claro que los nombres pueden ser usados intercambiablemente porque todas las Personas de la Deidad están hechas de la misma sustancia y tienen la misma hechura genética! ¡El Hijo era el Espíritu Santo de forma igual como Jesús al mismo tiempo!

Requiere sabiduría para entender esto. Ahora la declaración de Elena de White se vuelve completamente clara para nosotros:

Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía para ellos que Él les dejase, fuese al Padre y enviase el Espíritu Santo como Su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es Él Mismo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. {14MR 23.3} [traducido]

¡Sólo Jesús adoptó para la eternidad el cuerpo humano! Pero el Espíritu Santo es el mismo Hijo como todas las edades antes. ¡Jesús y el Espíritu Santo son ambos el Creador!

¡Todas estas aparentes contradicciones en la Biblia que son tan difíciles para entender son resueltas ahora en una forma harmoniosa! Sólo habíamos estado demasiado ciegos para ver que fue siempre verdadero e importante lo que la hermana White nos dijo:

El libro de la naturaleza, al desplegar ante ellos sus lecciones vivas, les proporcionaba una fuente inagotable de instrucción y deleite. El nombre de Dios estaba escrito en cada hoja del bosque y en cada piedra de las montañas, en toda estrella brillante, en el mar, el cielo y la tierra. Los moradores del Edén trataban con la creación animada e inanimada; con las hojas, las flores, y los árboles, con toda criatura viviente, desde el leviatán de las aguas, hasta el átomo en el rayo del sol, y aprendían de ellos los secretos de su vida. La gloria de Dios en los cielos, los mundos innumerables con sus movimientos prefijados, “los equilibrios de las nubes” (Job 37:16), los misterios de la luz y del sonido, del día y de la noche, todos eran temas de estudio para los alumnos de la primera escuela de la tierra. {La Educación, pág. 18}

Los mensajes del Reloj de Dios en Orión y el Buque del Tiempo (Lista de Grandes Sábados) ambos llevan el nombre de su Autor. En el cinturón de las tres estrellas de Orión, y en los años tripletes de la Lista de Grandes Sábados, las tres Personas independientes de la Deidad están representadas. Los tres mensajes mismos cada uno cuenta la historia de cada Persona involucrada: El Reloj de Dios en Orión cuenta la historia de lo que Jesús hizo y está haciendo ahora mismo. La Lista de los Grandes Sábados muestra cómo el Espíritu Santo ha estado limpiando la iglesia en siete periodos. Y el gran tema sobre la Teología de la Última Generación revela los misterios del gran juicio del Padre en el cual Él tiene que ser justificado.

Cristo vive en nosotros

Jesús nos explicó que Él tuvo que morir para que nosotros podamos recibir el Espíritu Santo:

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. (Juan 16:7)

Cuando Jesús se hizo hombre, Él renunció permanentemente a Su naturaleza divina (como explicamos en detalle en la sección “En la Cruz”). Esa divina (omnipresente) naturaleza que Él puso a un lado no era otra que el Espíritu Santo. El Hijo que llegó a ser Jesús puso aparte al Espíritu Santo.

Jesús, sufriendo y moribundo, oía cada palabra mientras los sacerdotes declaraban: “A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos.” Cristo podría haber descendido de la cruz. Pero por el hecho de que no quiso salvarse a sí mismo tiene el pecador esperanza de perdón y favor con Dios. {DTG 698}

Jesús se vistió de la humanidad cuando se encarnó, pero a través de Su vida Él mantuvo comunión con la Divinidad. Muchas veces el Espíritu Santo Le reveló cosas que Él no habría conocido en Su forma humana. En cualquier momento hasta Su muerte, Jesús pudo haber cambiado Su mente y haber vuelto al cielo, reasumiendo nuevamente el Espíritu Santo y permaneciendo el Hijo en Su forma omnipresente. Pero cuando Él murió, selló Su decisión para permanecer en la naturaleza humana y fue separado de la naturaleza divina.

El Hijo fue separado para nosotros, y la muerte de Jesús (la separación final) fue la evidencia del pacto:

Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. ... Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; (Génesis 15:9-10,17-18)

Recuerda lo que Jesús dijo, que Él tenía que morir para enviar al Consolador a nosotros. ¡Jesús tuvo que ser separado del Espíritu Santo para que Él pudiera enviarnos el Espíritu Santo! Su muerte puso el pacto en efecto, justo como la antorcha encendida pasó entre las piezas del sacrificio que había sido partido para confirmar el pacto con Abram.

(Hay un excelente artículo sobre el proceso de separación que Jesús experimentó en la cruz en http://www.teachinghearts.org.)

¡Ahora entendemos como Cristo (el Hijo) vive en nosotros! Es a través del omnipresente Espíritu Santo, quien es el Hijo Mismo despojado de la humanidad, el cual puede habitar en nosotros cuando tengamos nuestros corazones preparados y limpios de todo pecado:

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, (2 Corintios 4:6-7)

La Biblia también nos dice que nuestro recibimiento del Espíritu Santo es lo que nos sella, y prueba a nosotros que nuestra herencia es segura:

...a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. (Efesios 1:12-14)

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